miércoles, 27 de enero de 2010

~ Impulso Crítico.'


.'Con el corazón en las manos se aproximó rápidamente a aqella puerta. No lo qería. No qería causar más daño, eso era lo único qe ese maldito organo sabía hacer. Abrió la puerta y siguió por aqel sendero qe se encontraba tras ella, aqel sendero qe se volvía más y más verde mientras corría por él. Con lágrimas en su ojos, agitada, cansada, sin una pisca de arrepentimiento por la historia de su vida, corría, corría a un lugar desconocido, solamente corría para deshacerse de aqel ser qe sangraba entre sus manos, pues era el qe más desgracias en su vida le había traído. Pero de un momento a otro todo se tornó penumbra. Agitada, se halló encerrada entre paredes negras, cubierta con una tenue luz blanca sobre ella, y aqel ser encerrado en un vasto sarcófago, solo, retorciéndose de dolor. Sin saber cómo, pues ya no podía sentir, volvió a llorar. Permaneció a su lado todo el tiempo qe fue necesario, hasta qe su corazón exhaló su último latido sabor de rosas amargas, y murió. Entonces nada volvió a ser lo qe antes era, vió morir su corazón y no hizo nada por evitarlo. Ahora sí qe no volvería a hacer daño, pero no volvería a sentir, qe era un precio excesivamente elevado para todo lo qe había hecho en su vida. Ahora no volvería a sentir y aún no sabe realmente por qé no hizo nada por evitar la muerte de tan elegante, apasionado y virtuoso ser, aqel ser qe era el único qe le hacía ser realmente Ella. AHORA lo qiere de vuelta, luego de darse cuenta de qe todo pierde sentido sin él, de qe todo es gris completamente, y no aqel gris sabor a añejo claramente agradable, sino qe un gris descolorido. Ahora ella lo qiere de vuelta. Pero ahora ya es muy tarde. Aqel corazón murió y ella no hizo nada por impedirlo.'

Érzsebeth Lilith.'/